lunes, 27 de julio de 2015

FIESTA DE LA VIRGEN DEL QUINCHE

El único día en que la virgen deja su altar es el 21 de noviembre, ella sale para recibir a sus peregrinos, quienes desde varios puntos recorren muchos kilómetros a pie a razón de agradecer o pedir un favor especial.
La bella escultura queda oculta por los gruesos vestidos de brocado bordados con hilos de oro y plata y las joyas que sólo permiten ver su rostro moreno y sereno. La Virgen sostiene un cetro en su mano derecha y con la mano izquierda abraza al Niño que alza una mano bendiciendo y en la otra  mano muestra un orbe de oro coronado con una cruz. El pedestal a sus pies y la media luna grande de pura plata y  las pesadas coronas hechas de oro y piedras preciosas  que adornan las cabezas de la Virgen y el Niño, evidencian la generosidad de las personas de Ecuador a quienes gusta ver a su patrona resplandeciente, vestida con las mejores galas. La cara del Niño Jesús tiene rasgos que se parecen a los de los niños mestizos de esas montañas. Moreno  también es el color de la madre, la síntesis de las almas incas y españolas. Ella tiene una delicada  cara oval con una nariz fina, labios delgados y  boca pequeña; los ojos rasgados y su triste mirada con los párpados medio cerrados le dan una apacibilidad única. Por esto Ella es tan popular en Ecuador, especialmente entre los indios que afectuosamente se refieren a su protectora celestial como "La Pequeñita". Hay un número asombroso de canciones en el honor de la Virgen de Quinche, en las lenguas quéchua, jibaro y muchos otros dialectos de la región, así como en español; muchas se han cantado durante 300 o 400 años. La imagen fue coronada en 1943 y su fiesta se celebra cada año el 21 de noviembre. El actual templo se declaró Santuario Nacional en 1985.


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